viernes, 28 de febrero de 2014

Introducción a la Milonga

La segunda vertiente del binario colonial que confluyó en el nacimiento del tango es la milonga.
La palabra es de origen africano y significa lío, problema, batahola, enredo.
Por extensión, servía para designar a las casas de baile de los barrios periféricos y a las mujeres que trabajaban en ellos.
Coexistió con la habanera, pero reinó en ambientes sociales muy humildes. Por eso, incluso se la ha llamado la habanera de los pobres.
Sin embargo, aunque sea hermana de la habanera, la milonga tiene una mayor relación con la música afroamericana. Según Horacio Ferrer, "bien podemos concebir su origen como la contradanza europea en su versión ciudadana rioplatense, y siguiendo la idea de Grenet, describirla como una melodía criolla rioplatense fundida al poderoso aliento de los tambores candomberos", de cuyos ritmos "es hija dilecta".
La milonga se estructura en compás binario de 2/4, siguiendo un diseño musical característico del cancionero colonial.
Tuvo su denominación al ser incluida en los repertorios de los establecimientos de baile o "milongas", nombre que se comenzó a dar a dicho género musical alrededor del año 1870.
La milonga tuvo una clara innuencia en el surgimiento del tango, pero paralelamente evolucionó y también se mantuvo como género independiente. Incluso hay una especie de híbrido que ha sobrevivido con variada suerte -a tal punto que algunos estudiosos lo consideran extinguido- denominado tango milonga y que ha sido usado cuando los autores quisieron dar al tango un ritmo fuerte y sostenido.
Porque, precisamente, la milonga se caracteriza por sus compases machacones y enérgicos. La sola mención de su nombre recuerda la potencia de ese ritmo que, no obstante, para muchos autores tiene como carácter específico lo cantable.
En apoyo de esta posición se recuerda que, en sus primeras épocas, la milonga era confundida con la cifra, o se la denominaba de este modo, y se decía de quienes la interpretaban que cantaban por cifra, haciendo referencia a la división de las estrofas.
Y esto es así, porque, en cierta forma, como canto, la milonga cumple en la música de la ciudad el papel de la cifra en el contrapunto de los payadores

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